Pesadillas moteras

Era un día cualquiera. Como otros tantos, de viajes y aventuras. Amanecía lentamente, pues el cielo estaba nublado. Sentía frío en todo el cuerpo. Pero dónde estaba? Miró al frente. Su moto estaba empapada de escarcha, al igual que su manta y ropa. Vaya, pensó, que coño hago aquí? Quién soy? Dónde está mi cartera? Mis papeles? No recordaba ni su propio nombre, y el lugar donde estaba, mucho menos. Lo único que le resultaba familiar era aquella Harley azul que tenía enfrente. Recogió las cosas y se montó en la moto. Se sentía de puta madre subido en ella. Era una sensación increíble. Las llaves estaban puestas. Giró la llave, dió al arranque y se empezó a escuchar un ronroneo. Era una maravilla. Metió la primera, soltó el embrague, pero la moto no se movió. Que coño pasa? No se movía del sitio. Estaba frustrado. Subido en aquella máquina y sin poder andar ni medio metro con ella. El motor comenzó a hacer un ruido electrónico. Cada vez con más intensidad, hasta que tapó por completo el sonido de la moto. Pi pi pi pi piiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! Era lo más horrible que había oído en su vida, comenzó a gritar. Estaba empapado en sudor. Una voz gritaba: -Venga que llegas tarde al cole. Despertó en la cama. Todo había sido una pesadilla. El era un niño de nueve años. Ya recordaba todo. Vaya mierda! Aquella noche soñó lo mismo. Y todas las noches durante treinta y dos años. Treinta y dos largooos años. Llegó el día en el que compró una Harley azul. Igual que la del sueño. Cogió sus cosas y salió a la carretera. Era un lujo. Muy ruidosa, pero un lujo. Despertó, todo estaba mojado por la escarcha. Un sentimiento de miedo le invadió. No puede ser, se dijo. Recogió las cosas, se montó en la moto. Giró la llave, dió al contacto. Arrancó a la primera. Metió la primera, que no hizo el ruido de costumbre, soltó el embrague y la moto no se movió del sitio. Nooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!! Éso fue lo último que pronunciaron sus labios. Una mano con cuchillas en los dedos salió del tanque, y lo estranguló lenta; pero firmemente. Después salió el resto del cuerpo. Un tipo feo, con un jersey a rayas horizontales y sombrero. Se montó en la moto y voló con ella, pasando por la luna como en E.T. el extraterrestre. No hace falta ninguna aclaración, pero para los más cortitos: Si no quieres pesadillas, sorpresas, ni malos rollos, cómprate una japonesa. (A ser posible Honda) 

                    Pollo